Si existe un fenómeno capaz de juntar devoción, música, cerveza tibia, promesas, fuegos artificiales y billetes moviéndose más rápido que la procesión del santo, son las fiestas patronales.
Porque sí, querido lector: donde hay fe… también hay ingreso, auspicio, recaudación y una economía que ni el INEI podría medir sin marearse.
Bienvenido al mundo donde el santo es el protagonista, pero los emprendedores son los verdaderos milagrosos.
LA ECONOMÍA MILAGROSA DEL SANTO: ¿QUIÉN DIJO QUE LOS CIELOS NO DEJAN RENDIMIENTO?
Aunque oficialmente las fiestas se hacen “para honrar al patrón del pueblo”, todos saben que tras bambalinas se mueve más dinero que en una sesión del Congreso.
Aquí cada sol tiene destino, cada comité tiene caja, y cada promesa tiene precio de “ayudita voluntaria”.
Porque sí, la fiesta patronal no se financia sola:
se financia con creatividad, tradición y un poquito de “ya pues primo, coopera”.
1. LA RIFA PATRONAL: DONDE TODOS GANAN… MENOS EL QUE COMPRA
La rifa es sagrada.
Premios clásicos:
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Una olla que nadie pidió.
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Un televisor del tamaño de un microondas.
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Un ceviche gratis “válido solo si el pescador está disponible”.
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Un cuy vivo que te mira como diciendo: “ya perdiste hermanito”.
Y aún así, todos compran.
La mitad “para colaborar”, y la otra mitad porque nunca falta quien diga:
—“Hoy sí tengo suerte, siento que el santo me guiña.”
Spoiler: el santo nunca guiña.
2. LA “COOPERACIÓN VOLUNTARIA” (O COMO LA LLAMAN LOS ABUELITOS: IMPUESTO PATRONAL)
La cooperación voluntaria es ese dinero que tú entregas con el corazón…
y con un comité que te está mirando con lápiz y cuaderno en mano.
Aquí la palabra “voluntario” aplica tanto como “dietético” en una feria gastronómica.
Pero funciona, y funciona MUY bien.
3. LOS PUESTOS DE COMIDA: EL VERDADERO MOTOR ECONÓMICO DEL PUEBLO
Porque no hay fiesta sin:
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Anticucho con humo que te sigue hasta tu casa.
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Cerveza que sale caliente pero entra fría.
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Chicharrón que tiene más grasa que la política nacional.
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“Caldo levanta muertos” que revive hasta a los que ya estaban yéndose con el santo.
Muchos ingresan con carrito…
y salen con moto nueva después de la fiesta.
4. LOS JUEGOS MECÁNICOS: DIVERSIÓN, ADRENALINA Y RIESGO LABORAL AL MISMO TIEMPO
El “tagadá” que gira como si quisiera sacarte del planeta.
La rueda de la fortuna que cruje como puerta embrujada.
La pesca del patito donde nunca pescas nada.
Aquí todo deja plata:
desde el algodón de azúcar hasta la foto con el peluche que huele a gasolina.
5. LAS VERBENAS: CUANDO EL AUSPIEZO EMPRESARIAL LLEGA COMO UNA SEÑAL DIVINA
Porque no falta la empresa que auspicia:
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La tarima
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La banda
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El bingo
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O al mismísimo santo, si es necesario
“Fiesta Patronal San Antonio – Gracias al auspicio de Boticas El Ahorro Real”.
Para que la fe nunca falte, y el marketing tampoco.
6. EL GRAN NEGOCIO DE LA BEBIDA: EL VERDADERO PATRÓN DE LA ECONOMÍA
Si el santo es el motivo, la cerveza es el combustible.
Los ingresos por venta de alcohol durante fiestas patronales podrían financiar un puente, un parque, y quizá un telescopio para ver otros pueblos endeudándose igual.
Porque aquí el milagro no es que la gente tome…
el milagro es que el stock nunca se acabe.
7. LA ENTRADA TRIUNFAL DE LOS “REYES DEL NEGOCIO”: LOS QUE VENDEN GORRITOS, SILBATOS Y COSAS QUE NADIE NECESITA
Ese señor que aparece en toda fiesta con:
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Zapatillas con luces
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Espadas de plástico
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Globos que parecen animales pero no sabemos de qué especie
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Y burbujeros que en 10 minutos dejan a cualquier papá en bancarrota
Son los emprendedores ninja.
Llegan, venden, desaparecen, y nadie sabe de dónde salieron.
8. EL GRAN FINAL: LA PROCESIÓN DEL DINERO
Cuando la fiesta termina:
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El santo vuelve a su nicho.
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Los borrachos vuelven a su realidad.
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El comité vuelve a contar billetes.
Y ahí se revela la verdad:
La fiesta fue un éxito…
económico, social y espiritualmente rentable.
Porque sí, la fe mueve montañas…
pero la fiesta patronal mueve la economía con más fuerza que un terremoto de 7 grados.
CONCLUSIÓN:
Las fiestas patronales no solo son devoción.
Son cultura, tradición…
y un negociazo digno de estudio, bendición y auditoría.
En ellas todos ganan:
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El pueblo
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El santo
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El comité
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El que vende anticuchos
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Y sobre todo, el que sabe aprovechar el milagro económico más antiguo de Latinoamérica.
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