miércoles, 12 de noviembre de 2025

El Festival de los Bebés Llorones (Naki Sumo) – Japón

Una tradición donde llorar es señal de buena suerte.

En Japón existe un festival que rompe con todas las normas del “buen comportamiento” infantil: el Naki Sumo, también conocido como el Festival de los Bebés Llorones. Cada año, padres orgullosos llevan a sus pequeños a templos de todo el país para participar en una competencia única: ver quién llora primero y más fuerte.

 

 

Sí, has leído bien. En este festival, los luchadores de sumo —símbolos de fuerza y respeto en la cultura japonesa— se convierten en niñeros improvisados. Con un bebé en cada brazo, los balancean, hacen muecas, incluso gritan “¡Naki! ¡Naki!” (que significa “¡Llora!”), todo con un objetivo: hacer llorar al bebé lo antes posible. El primero que rompe en llanto es el ganador.

 


 

Origen espiritual

Lejos de ser una simple excentricidad, esta tradición tiene raíces profundas. Se basa en creencias sintoístas y budistas que afirman que el llanto fuerte de un bebé ahuyenta a los malos espíritus y atrae salud y buena fortuna. Llorar, en este contexto, no es motivo de preocupación, sino una señal de vitalidad y protección divina.

 

El festival tiene más de 400 años de historia, y uno de los lugares más emblemáticos donde se celebra es el Templo Senso-ji en Tokio, aunque también se lleva a cabo en muchas otras regiones del país.

 

El ritual del llanto

Durante el evento, los bebés son sostenidos por luchadores de sumo en un ring, bajo la atenta mirada de sacerdotes y padres sonrientes. 

A veces, los bebés se miran el uno al otro y estallan en llanto simultáneamente; otras veces, se quedan tranquilos, desafiando los esfuerzos de los luchadores, lo que provoca risas y aplausos del público.

 

Más que un concurso

Aunque pueda parecer extraño a ojos occidentales, el Naki Sumo es un acto de amor y protección. Para las familias japonesas, participar en este festival es una forma de asegurar un futuro saludable para sus hijos, bendecidos por la tradición y el espíritu ancestral del Japón.

 

Y aunque para los pequeños protagonistas la experiencia pueda ser un tanto ruidosa, para los padres representa una bendición envuelta en lágrimas y sonrisas.

 


 

Dato curioso:

Algunos templos adaptan la tradición a los tiempos modernos y permiten que los bebés “ganen” simplemente si sonríen o hacen ruido, celebrando la energía de la vida más allá del llanto.

 

En resumen: En el Festival Naki Sumo, llorar es un triunfo. Porque en Japón, incluso las lágrimas pueden traer buena suerte. 

 

 

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